La
atención que concentra hoy el fútbol por la Copa América Centenario y la
Eurocopa, sumado a las jugadas polémicas en varios partidos, como el penal
cobrado a Chile en el duelo contra Bolivia y el gol viciado de Perú, pero
validado por el juez -lo que dejó fuera del campeonato a Brasil-, han vuelto a
instalar el debate sobre el uso de la tecnología en este deporte. Si bien para
estos torneos la FIFA decidió incorporar el uso del llamado “ojo de halcón”
para determinar si una pelota traspasó o no la línea del arco para validar un
gol, el fútbol aún está lejos de lo que sucede en otras actividades deportivas
de alta competencia, donde la tecnología es un componente clave de las
decisiones arbitrales.
Entre
las razones que dan los seguidores de ese deporte y la propia FIFA para
resistirse al uso de cámaras o instrumentos tecnológicos que apoyen las
decisiones de los árbitros están, por una parte, el hecho de que su uso
interrumpiría el desarrollo normal del partido, restándole dinámica al juego,
y que esas medidas debilitarían la autoridad del árbitro dentro de la
cancha y restarían emoción. Sin embargo, varios deportes, como el rugby, el
básquetbol o el tenis recurren a la tecnología sin que ello afecte el
espectáculo. Por el contrario, con ello se elimina la arbitrariedad y los
eventuales errores que alimentan muchas veces el reclamo -que sí interrumpe el
normal desarrollo del juego- e incluso la violencia.
En
momentos en que la FIFA enfrenta serios cuestionamientos por los escándalos de
corrupción y la asignación irregular de torneos, todo instrumento que ayude a
la transparencia debería ser valorado y favorecido. En ese sentido, es positivo
que las nuevas autoridades del organismo se hayan abierto a recurrir a algunos
apoyos tecnológicos. Los hechos recientes dejaron en evidencia las turbiedades
que rodean al fútbol y estas muchas veces tienen su origen en los cobros
arbitrales y las sospechas sobre el arreglo de partidos. Por ello, aclarar esa
opacidad sería un gran estímulo en favor de la transparencia.
Fuente:
La Tercera
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